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BUDA

Buda es una figura sagrada, tanto para los budistas como para los hindúes, dos de las religiones con mayor número de adeptos.

Para los budistas, Buda fue el primer "gran iluminado" y fundador del dharma budista y para los hindúes es la reencarnación del dios Vishnú.

Creó el budismo y vivió entre los años 566 y 478 a.C., a finales de lo que se conoce como el periodo védico, es decir, cuando se terminó de escribir el Rig vedá (texto sagrado hindú).

Existen muchas leyendas alrededor de Buda, pero hay una que concuerda en que fue un líder religioso conocido como Siddhārtha Gautama y vivió en una época de cambio cultural en que se atacaban los procedimientos religiosos tradicionales de la India.

Buda fue uno de los reformadores que dio impulso renovador en el ámbito religioso dhármico que se propagó más allá de las fronteras de la India y que después sería una de las mayores religiones del mundo, el budismo.

El término Buddha en esta religión, significa "iluminado" o "inteligente" y se usa para nombrar a todo ser humano que haya conseguido el nirvana.

Su Historia:

Buda al nacer se llamaba Siddhārtha Gautama (en sánscrito सिद्धार्थ गौतम, en pali Siddattha Gotama).

Nació en el seno de una familia noble del clan de los Śākya, allá por el año 563 a.C, en Lumbinī, reino de Kapilavatthu, una aldea del Terai (en el actual Nepal) que está a los pies del Himalaya.

Según la tradición, el año de nacimiento de buda es el comienzo de su propio calendario lunar, por lo que se inicia en 543 a.C. Pero el investigador Dr. Prasada Gokhale ha presentado evidencias de que Buda podría haber nacido en 1887 a.C.

En la tradición oral, Śuddhodana, el padre de Siddhārtha, era el rey que gobernaba el clan de los Śākya. Por lo que a Buda también se le conoce como Sakyamuni (śākya muni, el ‘sabio de los Śākya’). Su padre poseía un palacio en Kapila Vatthu, a orillas del río Ganges.

La madre de Buda, Māyā Devi, era una de las esposas del rey y Siddhārtha fue el nombre que le pusieron a Buda, que significa "la meta de los perfectos" o "la meta perfecta". La reina Māyā, madre de Siddhārtha, murió justo al nacer su hijo, que fue educado por su tía Pajapati.

Poco después de que naciera buda, lo visitó el brahmán Asita, un asceta de gran reputación por su sabiduría y por sus dotes para interpretar y predecir. El sabio profetizó que Siddhārtha sería un gran gobernante o un gran maestro religioso, algo que no gustó a su padre, ya que quería que su hijo siguiera sus pasos y lo sucediera en el trono. Por lo que lo protegió de la dureza de la vida, fuera de palacio y así evitar que su hijo desarrollara su tendencia hacia lo espiritual. Pensó que la mejor manera de evitarle esa tendencia religiosa era impidiéndole toda experiencia con el lado amargo de la vida, de manera que creó en torno a él una vida llena de placeres y con el menor contacto posible con el sufrimiento de la realidad.

Según la leyenda Māyā fue fecundada por un pequeño y bello elefante provisto de seis colmillos que hirió delicadamente su regazo sin causarle dolor. Al nacer, el pequeño Siddhārtha habría aparecido ante su madre sobre un loto mientras una suave lluvia de pétalos caía sobre ambos, y dijo: «Triunfaré sobre el nacimiento y la muerte y venceré a todos los demonios que hostigan al humano».

Otra de las versiones dice que, Māyā soñó una noche que un pequeño elefante con seis cuernos y cabeza de color rojo rubí bajaba del cielo y entraba en su vientre por el lado derecho. Ocho sacerdotes le explicaron a su esposo que el niño sería santo y alcanzaría la sabiduría perfecta. Más tarde ella salió al jardín con sus sirvientas y caminó bajo un árbol sala, el cual se inclinó. La reina se colgó de una rama y miró a los cielos. En ese momento Siddhārtha surgió de su lado.

Dice también la leyenda, que cuando Gautama nació recobraron la vista los ciegos, los sordomudos hablaron y una música celestial llenó el mundo.

Buda, príncipe Siddhārtha Gauthama Buddha (entre el 566 y el 537 a. C.) , durante sus primeros 29 años, estuvo ajeno a toda actividad espiritual y vivió con su familia. Estuvo rodeado de comodidades y lujo, recibiendo la mejor educación y formación de aquellos tiempos.

Pero llegó un momento en que empezó a sentir curiosidad por el mundo exterior y le pidió permiso a su padre para conocer y satisfacer el deseo que tenía por saber. Su padre accedió aunque le preparó la salida de su hijo ordenando que se despejaran de las calles cualquier visión que pudiera herir la sobreprotegida conciencia del príncipe.

No sirvió de nada, porque a pesar de los cuidadosos arreglos que hicieron, el príncipe Siddhārtha, que era aclamado por la multitud a su paso por las calles, no pudo dejar de percibir el dolor bajo sus formas más agudas. se percató por primera vez de la enfermedad, la vejez y la muerte.

Cuando descubrió todo aquello le causó mucho trauma a Buda y se dió cuenta de que también él tendría el mismo sufrimiento y su ánimo se tornó en sombrío, porque se preguntaba cómo alguien podía vivir en paz y felicidad si esto era lo que le iba a deparar la vida.

Cuando volvió a salir al exterior, vio a un anacoreta, un monje mendicante, del cual se sintió muy impresionante por el carácter que tenía tan apacible y decidió adoptar él también, la vida de los monjes que vivían en extremo ascetismo, pasando antes unos años como un mendigo.

Se echó al mundo con la cabeza rapada y ataviado con un vestido amarillo de itinerante, sin nada de dinero ni bienes de ninguna clase, dejando a su esposa e hijo y buscando la iluminación, después descubrió que todos los extremos eran malos.

Buda en su camino aprendió de la mano de diferentes maestros, en concreto cuatro. Aprendió diferentes técnicas de meditación y logró altos estados de conciencia.

Las diferentes ideas que examinó Siddharta intentaban redefinir la unión del individuo (Atman) con un absoluto (Brahman) y así lograr la liberación.

Pero a pesar de sus grandes e importantes logros con estas prácticas, no encontró respuestas a sus preguntas y en un intento por doblegar totalmente al mundo sensorial, probó a someterse a austeridades tan extremas que casi lo llevan a la muerte, pero aun así, no encontraba la solución a su problema, por eso decidió investigarlo de una manera nueva y diferente.

Aprendió dos importantísimas cosas:
-Que el ascetismo extremo no lo conducía a la liberación total, sino que era preciso algo más.
-Que llegado el momento, ningún maestro era capaz de enseñar nada más.

Así que partió decidido a no seguir buscando fuentes extremas de sabiduría, sino a encontrarlas dentro de sí mismo.

Hay una versión mítica de la etapa de su vida que dice que Buda, en sus extremas prácticas de ascetismo, despues de algunos días sin beber ni comer nada, cuando se encontraba a pocos minutos de su muerte, escuchó a un maestro que estaba enseñándole a una niña a tocar la Cítara, le dice que si la cuerda esta muy floja no suena, pero si se encuentra muy tensa se rompe, la cuerda debe estar en su justa tensión para que pueda dar música y armonía. En ese momento Buda comprendió el camino del medio, que tanto el ascetismo extremo como la vida de placeres de palacio eran dos extremos y que la verdad se hallaba justo en el medio, ni placeres exacerbados ni ascetismo extremos, que todo tenía que ser en su justa medida.

En sus finales, Siddhārtha caminó en un lugar llamado Bodhgaya, en el estado indio Bihar, llegando a la sombra de un árbol llamado bo o bodhi (higuera, ficus religiosa), se sentó debajo, considerado el árbol de la sabiduría.

Hasta que una noche de luna llena decidió no levantarse hasta que hallara respuestas al sufrimiento, la culminación de sus meditaciones llegó cuando tomó conciencia de que ya se había liberado definitivamente y comprendió las "Cuatro Nobles Verdades". No pesaba sobre él el "falso yo", su verdadero ser estaba más allá de las dualidades del aferrameinto y la repulsión, había trascendido el espacio y el tiempo, la vida y la muerte y comprendió que nunca más volvería a renacer, que había roto el eterno girar de la rueda de samsara, esto es nirvana.

Así fue como Siddhārtha despertó de sus meditaciones como un Buda (‘despierto’, ‘iluminado’) y siguió sentado bajo el árbol bodhi durante cierto tiempo, disfrutando de la dicha de la renunciación, de la liberación. Después empezó a enseñar sobre el nirvana a quien le oyera; fundando lo que se llegaría a conocer como el budismo.

Siddhārtha falleció alrededor del año 486 a.C., a los 80 años. La causa de su muerte fue una intoxicación alimenticia que le produjo vómitos, hemorragias y grandes dolores. Según los testimonios, los soportó con gran entereza.

Se recostó en un bosque de mangos en Kuśīnagara, a unos 175 kilómetros al noroeste de Patna y allí, rodeado de sus discípulos, alcanzó la paz eterna de la extinción completa, el "para nirvana", un estado al que sólo acceden los que han alcanzado el Nirvana durante su vida, después de morir. Antes de expirar dijo el "Nirvana Sutra", donde resume toda su enseñanza y aclara los puntos que él vio que no estaban bien comprendidos.

El concepto de Buda, viene del sánscrito बुद्ध, buddha: ‘inteligente’, ‘iluminado’. Etimológicamente deriva del verbo budh: ‘despertar, prestar atención, darse cuenta, entender, recuperar la conciencia después de un desmayo’. Según el budismo, Buda es la denominación que reciben aquellos individuos que han realizado su naturaleza bodhi.

Buda Gautama se considera «el Buda de nuestra era», uno de los budas principales que definen eras cíclicas de enseñanza y olvido del dharma (la verdad; la naturaleza de la realidad, de la mente, de la aflicción del ser humano y del camino correcto para la liberación).

Debido a ciertas malas interpretaciones muy comunes, se debe enfatizar que Buda no es Dios. Esto no sólo lo aseguró el mismo Buda Gautama, sino que la misma cosmología budista hace esta distinción al afirmar que el estado del Buda sólo lo pueden lograr los seres humanos (pero no se limita a esta humanidad en particular), en quienes reside el mayor potencial para la iluminación.


El Buda Gautama también afirmó que no existen intermediarios entre la humanidad y lo divino. Devas (deidades o ángeles), humanos y demonios se rigen por el karma. El Buda es tan sólo un ejemplo, un guía y un maestro para aquellos seres que deben recorrer la senda por su cuenta, lograr el despertar espiritual y ver la verdad y la realidad tal como son. El sistema budista de filosofía y práctica meditativa no fue una revelación divina, sino más bien el entendimiento de la verdadera naturaleza de la mente y tal entendimiento puede ser descubierto por cualquiera. Es el adentrarse en la realidad lo que se logra al comprender que la ignorancia puede eliminarse.

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